FRAGMENTO 8 y 9 DE RAVENS

¡Queridos lectores!

Un miércoles más regreso con unos cuervos especiales, y las aventuras de Annabel y Lee.

Como el siguiente es un capítulo de transición, y se acercan fiestas, hoy os dejo doble sesión de esta historia por entregas, y cortaré una escena a la mitad para dejaros con las ganas, soy mala ¿eh?

Pero tranquilos, el próximo miércoles os enteráis de cómo acaba. ;-)

Espero que os guste y que no se os haga muy largo.

Y sin más, me despido con letras y os dejo el capítulo 8 y 9.

¡Un abrazo!


8. LEE

Amaneció un domingo más que añadirle a su lista de domingos de apatía y desgana. El mes de octubre había llegado con fuerza y con lluvias. El cielo gris predominaba la mayor parte de los días y el frío comenzaba a tambalearse congelándolo todo a su paso.

Lee miró por la ventana y recordó la sensación que había sentido la noche anterior cuando la chica del pelo rojo le había tocado.

Ya ni siquiera se acordaba de la última vez que se había estremecido de ilusión con el leve contacto de alguien.

Ese día la luz del sol era inexistente, y el joven se sorprendió a sí mismo en el reflejo de la ventana, divagando. Creyó ver, en el manto negro como el carbón que reinaba en las alturas, un agujero negro que se iba haciendo cada vez más grande. Como una gran extensión de polvo oscuro que quería absorber todo pensamiento bonito para convertirlo en cenizas.

Sus nubes fueron deshaciéndose en gotas de lluvia demasiado grandes para ser ligeras, a lo largo del día, pero al sensación de fatalidad seguía ahí. A ratos escampaba, pero enseguida volvía a caer un aguacero otra vez. Perfecto para su estado de ánimo.

En una de esas escampadas, Lee aprovechó para acudir al cementerio como todos los domingos para llevarle flores a su amigo Andreas y charlar un rato con él.

Necesitaba contarle lo sucedido la noche anterior y el principio de semana. Necesitaba confesarse con su amigo y decirle que había conocido a una chica fascinante y misteriosa, que le había llenado de dudas la cabeza.

—Tenías que estar aquí para poder verla, tío. Te hubiera encantado su forma de vestir, además le gusta Emilie Autumn y Art Suicide es su canción favorita también, ¿te lo puedes creer…?

Es guapa, conduce una Harley, tiene dos piercing en la nariz, uno a cada lado, y el pelo del mismo color que el kétchup. Es graciosa, lanzada, y tiene una mirada enigmática. ¿Defecto? Que por su conversación telefónica en el taller, y visto lo visto anoche con ese maromo cachas rodeándola, tiene novio.

Nunca imaginé que fuese la típica chica dura a la que le gustan los niños pijos con actitud de malotes…Es como si no pegase con ella, tío. Aparenta ser la novia perfecta de un heavy, de un tío más como yo y no de un guaperas musculitos… —le susurró muy bajito a la tumba de su amigo.

Y se quedó en silencio pensativo durante unos minutos.

—Ya sé, tío. Si estuvieras aquí me hubieras dado una colleja, me hubieras dicho que mis dudas son celos, y me hubieras incitado al igual que mi viejo a que la llamase por teléfono y la pidiera salir. Pero ya sabes que me cuesta mucho lanzarme, y que no me gusta meterme en medio de nada…

»Sin embargo mi viejo no para de decirme que cuando habló con ella en el taller, el día que llevó la moto, le dijo que vivía sola desde la muerte de su padre y de su abuela, en la casa que ellos la hicieron para que se quedase en el pueblo. Si tío, es para reírse de mí, mi padre ha hablado con ella y yo ni si quiera sé su nombre. Me lo iba a decir en el momento que su “amore” la llamó por teléfono minutos antes de pagarme el arreglo y marcharse.

Segundos después, Lee susurraba:

—En fin…que para una tía que me mola después de tanto tiempo sin sentir nada…¡tiene novio! Lo mío sí que es suerte Andy… —pronunciaban sus labios cuando un viento surgió de la nada y las primeras gotas de un nuevo vendaval resurgieron.

Lee por instinto buscó donde resguardarse hasta que escampara para no mojarse, y encontró que la cripta de los cuervos tallados en piedra que siempre le había llamado la atención tenía la puerta entreabierta. Así que no lo dudó y se fue corriendo hacia allí, para refugiarse dentro.

Ni por un segundo imaginó lo que podría llegar a pasar si esperaba a que la lluvia cesase dentro de aquellas paredes de piedra.

Mientras miraba a través de los barrotes el vasto terreno del cementerio, mientras sus ojos negros se perdían en las hojas de los cipreses y los pinos y en su tenso balanceo de hojas azotadas por el fuerte viento, no pudo evitar pensar otra vez en la chica de la que le había hablado a su amigo.

Había llegado a su vida como aquella tempestad. De improvisto. Sin avisar. Dejándole completamente noqueado con una fuerza arrolladora.

Llevaba tanto tiempo sin sentir nada por nadie, que el recuerdo de una sola caricia de manos le tenía anhelando nuevos contactos y eso le descolocaba. Él nunca había sido de flechazos, y a sus veinticuatro años nunca hubiera imaginado que le sucedería algo así.

Parecía las escenas de una película de esas románticas.

Él dándose un golpe en la cabeza al escuchar su voz, sin poder apartar la vista de ella, sin dejar de rememorar instantes pequeños e insignificantes a su lado, porque por más que juntase todos sus encuentros no formarían ni siquiera quince minutos a su lado.

Ella agarrándolo de la mano en medio de una multitud enloquecida. Los dos, uno al lado de otro entre tanta gente con gustos similares a los suyos.

Los dos pidiendo su canción favorita.


9. ANNABEL

Eran las ocho menos diez de la tarde cuando Annabel entró por la puerta del cementerio a toda prisa, tapándose la cabeza con su bolso para no mojarse, rumbo hacia su mausoleo familiar.

Al cruzar la puerta se dio cuenta que un chico de su edad estaba arrodillado frente al arcón de madera, mirando y jugando con el candado. De espaldas no le reconoció. Con el susto que se dio al encontrarlo allí había tenido bastante.

Cerró la puerta de un golpe brusco y el joven se alzó asustado, gritando. Al girarse se encontró con la chica del pelo rojo y la Harley morada mirándolo con el ceño fruncido y cara de enfado.

—¿Qué narices haces aquí? ¿Intentando abrir el candado del baúl? —preguntó Anna con voz desafiante.

Él no acertó con las palabras…¿eh?...no…yo…, fueron las únicas silabas que logró pronunciar antes de ponerse colorado de nuevo y levantar las manos en señal de no querer problemas.

—Puedes bajar las manos que no soy la poli —dijo ella riéndose antes de continuar diciendo: Pero si la dueña de este mausoleo, que es una propiedad privada.

—¡Lo siento! He venido a traerle flores a un amigo cuando me pillaron la lluvia fuerte y el viento y entré aquí para resguardarme y esperar a que escampara. Acabo de entrar de verdad, y al ver el baúl tallado sentí curiosidad, eso es todo —dijo Lee con total sinceridad.

—De todos modos el arcón no esconde ningún tesoro. Lo de esperar a que escampe…no sé si escampará y dentro de unos minutos cerrarán el cementerio…

Él la miró alarmado antes de pronunciar: ¡No jodas! ¿Y ahora como salimos de aquí?

Ella sonrió al verle tan asustado y le dijo: Tú no sé, yo no tengo intención de salir hasta mañana por la mañana, he venido a pasar la noche con mi padre y con mi abuela.

—¿Te vas a quedar a dormir aquí? —preguntó él extrañado, mirándola como a una demente.

—Sí, suelo hacerlo algunos domingos cuando no puedo venir primero. ¿Tú nunca has dormido en un cementerio? —preguntó Annabel.

—¡No! Ni tenía pensamiento de ello ¿De verdad te vas a quedar a dormir aquí o me estás vacilando? —exclamó Lee.

—Ja, ja. No tengo intención ninguna de reírme de ti. ¡Pero no te angusties! El sepulturero era el mejor amigo de mi padre, y tengo una copia de la llave, así que si quieres puedo abrir para que puedas irte a casa. Lo último que quisiera es que te mearas de miedo.

—Yo no tengo miedo ¿vale? Bueno no lo suficiente para mearme —admitió Lee.

—Ya…—dijo ella entre sonrisas burlonas.

Lee se quedó pensativo mirando la lluvia unos segundos. Empezó a granizar con mucha fuerza. Annabel lo miró divertida antes de decir: ¿Qué chico del taller?¿Te quedas a dormir conmigo esta noche y pierdes tu virginidad con los cementerios o tienes demasiado miedo?

Lee contestó tajante: No tengo miedo, chica de la Harley, lo que sucede es que me esperan en casa.

Ella poniéndose colorada se dijo para sí misma: «Hubiera jurado que no tenía novia…por su forma de mirarme…de ponerse colorado…», antes de pronunciar en voz alta: Ok, te abro entonces, no quiero que tengas problemas con tu novia.

Lee sonriente contestó: No tengo novia. Vivo con mis padres. Y se alarmarían si no llego a casa, hace mucho tiempo que no duermo fuera.

—Vale, pues te abro igualmente. No quiero tener problemas con tus padres por incitar a su hijo a pasar la noche en el cementerio, en una cripta, con una desconocida —sentenció Annabel sofocada y sonriendo nerviosa mientras le miraba a los ojos mientras pestañeaba.

Lee rebatió rápidamente antes de ponerse más nervioso aún al imaginarse pasando la noche a su lado.

—¿Y tu novio no se pondrá furioso si se entera de que has pasado la noche en tu mausoleo con un tío desconocido?

—¿Mi novio? —preguntó Annabel.

—Sí, el cachas guaperas con chupa de cuero y…—pronunció Lee en el momento que fue interrumpido por ella.

—y cara de niño pijo con aires de rockero, con el que me viste en el bar…—dijo sonriendo ella más fuerte.

Él se quedó paralizado sin saber qué decir…parecía que Andy estaba dentro de la chica diciéndola las palabras que él había pronunciado en su confesión anteriormente.

—Era el amigo del nuevo ligue de Beth, mi mejor amiga —explicó Annabel.

—¿Entonces tú y él no…? —pregunto Lee de forma directa.

—No, jamás saldría con un tío así, no me interesa ni para rollo de una noche, no va conmigo. Por mucha chupa de cuero y muchos aires de malo y oscuro que se quiera dar…—dijo ella siendo totalmente sincera.

—¿Y el “amore” y “besitos” de tu conversación telefónica en el taller? —preguntó el arrepintiéndose en el mismo momento en el que lo preguntó.

—¿Estabas expiando mi conversación? —dijo ella alzando la ceja en señal de enfado.

—No…yo…eh…solo oí mientras me pagabas…no quería…—dijo nervioso mientras sus mejillas ardían con fuerza.

—¡Vale, vale! Tranquilo, que te estaba vacilando. ¡No vuelvas a ponerte colorado!

—¿Es una orden?




¿Os ha gustado?

¡Saludos!

4 comentarios :

  1. Sí que eres mala, sí. ¿Como nos haces esto? Con lo interesante que se estaba poniendo... Aunque conociéndote seguro que nos harás sufrir mucho más, je, je!!
    Ahora en serio. Esta historia me sigue cautivando y cada semana deseo que llegue el miércoles para poder leer un nuevo capítulo.
    Muchos ánimos para seguir con ella y un besazo ;)

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    Respuestas
    1. Me alegra que te siga gustando, porque al ser una historia que llevaba escrita mucho tiempo, me da miedo. Porque ya no escribo así ;-)))
      Pero mola sabe que sigue atrapando.
      La siguiente semana tendréis el desenlace de esa escena xD
      que no de la historia, porque continúa un poquito xD
      Un abrazo enorme, y gracias por pasarte siempre.

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  2. Sabía que se encontrarían en el cementerio jejejeej. Parte de sendas almas se esconde allí, ¿qué mejor sitio para desvelar secretos o aclarar dudas? Me gusta la historia de estos dos, Rebeka.

    Ya sé que tu escritura ha cambiado, ahora está mucho más pulida, pero esa es tu historia y su originalidad y ambientación llevan tu sello.

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